martes, 31 de mayo de 2011


DIAGRAMAS








Camino por tercera vez sobre este libro,

como quien se niega a verse fugitivo por el mapa de tu piel.


Los ojos se vuelven mariposas,

las manos labran misterios sobre el papel.

Siempre hay una forma de diagramarte en el viento

de sujetarme de tu nombre y de beberme tu risa.


Hoy transito con los minutos quietos

esperando florecer desde tus labios,

nacer de tus ojos,

volverme un génesis en ti.
MUJER DE CAFÉ

Vi ascender a una mujer de la taza del café,
lo digo bajo la lucidez que me acredita la ignorancia.
Intenté nacer de nuevo en esa taza,
pero mi corazón se bebió el café de un vistazo.

La mujer, poco a poco me reconoció como su único hijo,
su presea por haber pasado enrollada al mundo viviente;
hubiera negado toda razón aquella tarde
de no haber sido por las hormigas que me devoraban el pelo
y un dolor que sólo se siente ante los aparecidos.

Insisto, aún las mujeres de café hablan de mil formas,
y te apaciguan como ninfas del bosque.
Aún ahí los delirios no resultan
y las carcajadas se vuelven ruidos civilizados,
te ordenan toque de queda para despertar de los sueños pasadas las 6.

Quién sabe, serán secretos que los libros te ocultan,
o simples destellos que salen de los focos,
algo debe justificar mi cordura ante las velas,
ellas serán las que juzguen si aquella mujer
ascendió de la taza de café o fui yo quien descendió a la misma.

publicado en http://www.artepoetica.net/

miércoles, 17 de septiembre de 2008




GOLD RAIN


Dánae se recoge en los edredones de mármol

un eterno soñar de frías caderas.


Atrapada se dispone a tener alas,

a surgir de la parte alta de la torre.


Un susurrro le sumerge entre las manos

le invoca al interior de la montaña

a que se tumbe como nube o como víbora.

Serpentea de pronto una llovizna

la cubre de dorados efluvios

le besa toda de penetraciones

le asume,

le concibe,

le descarga.


Le cubre ahora de corrientes

de bellos paisajes y de liras.


Despertará de sus edredones de mármol

buscando el mar con sus misterios.


Todo ha sido incendio

en la parte alta de la montaña.



martes, 16 de septiembre de 2008



Carnívora


Pestilencia de años.

Alguna respiración te delató.

No sé a que has venido en esta montaña de dientes cristalinos,

si siempre te he visto decorar de sangre la vida

con esperanza en los bordes.


Conquistándome vives en tu vientre espumoso

y siempre me sumergía como gota nada más.


Perdóname que no entienda qué hacés aquí,

Si acostumbraba dormirte con la cola de una sirena

y no me preocupaba por tu boca de caracol

que apuntaba perenne a un solo sendero.


No me importa qué significan tus bellas orlas de tela mal coloreada

Pero algo que te quede bien claro:

Siempre volveré a despertar.